

Enganxo unes reflexions de la Mònica Piera sobre les caixes o arques de núvia a Catalunya. Està ben explicada la pervivència d'aquest moble durant segles a l'espai domèstic malgrat que altres tipologies eren molt més pràtiques i fins i tot prestigioses.
sus precedentes inmediatos son el arca y el baúl, puesto que en las
viviendas eran éstos los que cumplían la función de guardar la ropa personal. Ya
utilizados por los egipcios, las arcas, arquetas, cofres y baúles en sus diferentes
formas y materiales, se mantienen vigentes hasta el siglo XVIII y en muchos lugares
también a lo largo del XIX. Eran especialmente útiles para los pueblos nómadas,
puesto que sus características facilitaban su traslado y preservaban su
contenido; pero, como decíamos, estos muebles se mantuvieron en uso aún
cuando este estilo de vida hacía tiempo que se había abandonado, sin que al
parecer nadie se cuestionara que era un mueble obsoleto.
Es sorprendente constatar la larga pervivencia del arca como principal contenedor
en las viviendas, puesto que las ventajas de la cómoda sobre ella son claras.
Por un lado, la estructura con cajones superpuestos permite ordenar y dis-
tribuir mejor las cosas que en el arca, donde quedaban todas mezcladas en un
único compartimiento. Por otro, su mayor altura hace más cómodo su acceso, y
su armazón ofrece compartimentos más estancos que protegen mejor del polvo,
pero además, su tamaño, así como la apertura frontal en lugar de superior, le
permite cumplir la función de sustentante de otros muebles u objetos. Por lo tanto,
entendemos que la larga vida del arca en la casa se debe a otras razones
distintas a las de funcionalidad. Posiblemente la tradición y los preceptos conservadores
de los gremios contribuyeron a la vigencia del arca durante tantos siglos,
pero lo que debió ser determinante para su permanencia, es el hecho de
que formara parte de las dotes. El arca era uno de los bienes que la mujer conservaba, a veces heredaba y siempre recuperaba en el caso de enviudar, así
pues este mueble era un símbolo de identidad de la mujer en la casa del marido,
un reflejo de los valores que se transmiten de madres a hijas, y un signo del
nivel económico de la familia, incluso de su lugar de procedencia, ya que sus características permitían reconocer su lugar de fabricación. Así pues, la presencia
del arca hay que entenderla por su valoración social, siendo la funcionalidad una
cuestión de menor importancia. Esta misma consideración es la que, posteriormente,
se otorgará a la cómoda cuando sustituya al arca
"La cómoda y el tocador, muebles de prestigio en la sociedad catalana del siglo XVIII
Mónica Piera Miquel
Mónica Piera Miquel
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