"La técnica fue el segundo motivo que llevó a Barceló a Eibar. En la villa armera propusieron la digitalización en tres dimensiones, una técnica que permitió al artista trabajar sobre un volumen mucho más aproximado al real. Se trataba de una estructura de porexpan en la que Barceló realizó el modelo utilizando tela de yute y el mallazo metálico y que necesitó de grúas de gran tonelaje para manipularlas.
Después, el propio creador realizó el modelado a mano y la proyección de escayola. "Al elefante sólo lo tocaba él. Su gente le preparaba kilos de escayola pero hasta el último poro lo ha hecho él. Vino a trabajar con un equipo de cinco o seis personas que le preparaban los materiales para que sólo tuviera que poner su impronta: la textura, los detalles, las arrugas", comenta Rodríguez.
Tras esta fase Alfa Arte siguió con su labor: la fundición a la cera perdida. Para facilitar su manipulación el original se dividió en 27 piezas que durante meses se han trabajado por separado para darles patina negra y el acabado una vez ensambladas".
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